El acceso a todos los recursos educativos que ofrecen las Tecnologías de la Información y la Comunicación permite a las familias y sus hogares convertirse en espacios de aprendizaje digital.
La labor de las madres y padres ante el desarrollo de las tareas escolares cobra nuevos matices: los adultos no necesitan ser usuarios expertos de las tecnologías de la información y la comunicación.
Un criterio básico en el uso de la red social es no facilitar en el perfil público datos personales que no comunicaríamos a un desconocido, como domicilio, teléfono, lugar de estudio, datos sociológicos, etc.
Muchos otros programas permiten al alumnado realizar otras actividades educativas: por ejemplo, crear radios escolares, mapas de conceptos que se generan directamente en Internet, libros electrónicos en la red, etc.