Don Luis entrevistado en La Opinión

Ola, sin «h», solo la del mar

Los docentes alertan sobre el aumento de las faltas de ortografía en los estudiantes, la mayoría provocadas por el uso de las nuevas tecnologías

JUDIT CALVO «kmo mpezar ste reportage podria ser un provlema xa muxos studiants». Las nuevas tecnologías se han convertido en el mejor aliado de las faltas de ortografía, un auténtico caballo de batalla de los profesores de Lengua debido al considerable aumento que detectan en los cuadernos y los exámenes de los estudiantes.
Mientras que los alumnos comienzan a trabajar los conjuntos de letras durante la etapa de Infantil con juegos simbólicos y combinaciones con las sílabas simples, continúan ese aprendizaje en el siguiente ciclo, «paralelamente a este proceso, durante el segundo curso de Primaria, los alumnos de manera general suelen crear su primer correo electrónico comenzando a "chatear" en el Messenger. Además muchos de ellos, los más precoces, crean su propio perfil en alguna red social como Tuenti y lo usan de forma asidua», se pronuncia el profesor de Lengua de la etapa de Primaria Luis Pedraza.
Esta tendencia, en principio, no tendría porque interferir en el proceso de aprendizaje de la lectoescritura y en el correcto uso de la expresión escrita, «si no fuera por el tipo de grafía que se usa en estos medios virtuales», explica el docente, que considera que «Internet hace bastante daño en el uso del lenguaje escrito de los alumnos».
En su opinión, el mundo virtual y el uso de teléfonos móviles a tan corta edad deja se ser una herramienta educativa que ayuda a complementar el aprendizaje y «se convierte en el mayor de los enemigos, al degradar el lenguaje escrito de estos jóvenes usuarios, que aún no han tenido tiempo de asimilar e incluso de aprender las reglas básicas de la ortografía», lamenta.
Tener al alcance de la vista incorrecciones y errores tan a menudo provoca una confusión en los niños, «que no saben aún discernir el contexto en el que deben usar un lenguaje u otro, asumen como algo natural la codificación escrita empleada en las redes sociales y la trasladan a su vida cotidiana en cualquier tipo de escrito que realicen», asegura el profesor del colegio San José de Calasanz.
Cuando los alumnos llegan a la ESO, con 12 años, los problemas de las incorrecciones en la escritura no hacen más que empezar, aunque las nuevas tecnologías, según el profesor de ESO Cecilio Vidales, sean solo una de las causas de este «enorme incremento de las faltas de ortografía».

Los alumnos crean y utilizan su primer perfil y comienzan a «chatear» en Internet desde 2.º curso de Primaria

El profesor de Lengua es el encargado de erradicar los faltas, aunque los niños tienen unos cinco maestros distintos
La falta de lectura y la saturación de imágenes a la que están sometidos los más pequeños terminan de completar el círculo de los malos hábitos en la escritura, ya que «los estudiantes reciben de forma constante estímulos que hacen que la atención se disperse y se fijen cada vez menos», asegura el docente del IES María de Molina, que pone como ejemplo el hecho de que «en el mismo momento de copiar un enunciado ya ponen faltas».
Las reglas ortográficas no han cambiado y los castigos por cometer faltas no han desaparecido de los centros, que restan en los exámenes de ESO un punto por cada cuatro faltas, «y las tildes se tienen en cuenta en general», explica Vidales. Una penalización que llega hasta Selectividad, donde en el examen de Lengua se pueden perder hasta cuatro puntos por faltas de ortografía.
A pesar de los intentos por llamar la atención sobre la importancia de una correcta expresión escrita, «el descenso en la calidad ortográfica es clara», se expresa el profesor de ESO, que hace hincapié en el hecho de que la clase de Lengua es donde los alumnos tienen que aprender la corrección escrita, «aunque un niño de Primaria recibe la visita de cinco profesores y cada uno da su temario, porque ahora se dan muchos contenidos, se trabaja menos la lectoescritura y no hay tiempo de hacer un dictado cada día, así que ¿quién se preocupa de las faltas?», se pregunta.
El teléfono móvil, por ejemplo, es culpable según el profesor de la omisión de la hache, «algo que ahora es muy habitual y antes no se producía nunca», subraya, y añade como error «muy repetido», el mal uso de las mayúsculas, «es decir, directamente no las utilizan», explica.
A pesar de la batalla que los docentes mantienen en el aula por erradicar las faltas, «hay gente muy inteligente que comete muchas», y es un problema que se arrastra más allá de la universidad.
¿Solución? De momento no se conoce, pero desde luego no cabría en 140 caracteres.

 

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