EL NIÑO Y EL CABALLO
Érase una vez un caballo muy veloz, se llamaba RAYO pero no tenía dueño. Estaba en venta, él quería que alguien lo comprara, que lo cepillara, que lo montara y , cómo no, que le quisiera mucho.
Un día un niño de ocho años llamado DIEGO fue al mercado , lo compró y se lo llevó al pueblo que era PIEDRAHITA DE CASTRO. Allí corrían, él lo cepillaba, hacían carreras con otros caballos hasta Montamarta y esos días eran los días que mejor dormía el caballo.
Llegó el gran día de la carrera del pueblo y Diego llevó a Rayo a la carrera.
Rayo estaba en primer puesto cuando las cornetas tocaron, las puertas se abrieron y ¡ZAS!, todos los caballos salieron pero de repente empezó a tronar, los caballos se dieron la vuelta pero Rayo no, (de ahí le venía el nombre).
Siempre, cuando los rayos “atizaban la tierra”, él se sentía como en casa y se sintió feliz hasta el final de sus días.
FIN
Diego Hernández Escudero 3ºA
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